Horror en pocas palabras

Historias perturbadoras en pocas frases:

He decidido matar a unos cuantos personajes en el libro que estoy escribiendo. Definitivamente, eso es lo que animará un poco mi autobiografía.

Puedo escuchar hasta año en el futuro. Hoy, el ruido ha parado.

Estaba hablando por videollamada con mi marido cuando se me cayó el móvil al suelo, y al recogerlo, su cara había cambiado. Se llevó las manos a los labios como para decirme que guardara silencio y, para mi horror, escribió «hay un hombre debajo de tu cama».

El conductor no quería hablar, así que me puse a mirar el móvil. «Hola, soy tu Uber, te estoy esperando».

Tras ser obligados a pasar hambre y vivir desnudos en el bosque durante años, mi esposa y yo al fin nos atrevimos a robar algo de comida del hombre que nos torturaba. Se me hundió el alma cuando una voz atronadora sacudió la Tierra diciendo «Adán, ¿qué habéis hecho?».

«Te he echado mucho de menos», susurré mientras se quitaba la ropa para meterse en la ducha. Tener que verla a través de los prismáticos me dolía, pero al menos había encontrado dónde estaba su casa nueva.

La gente del pueblo dice que vive un monstruo en el bosque, y la verdad, me parece ridículo. Yo soy el único que vive en el bosque y no he visto ningún monstruo.

Como tercer y último deseo, le pedí al genio que mi familia fuera feliz. Entonces comencé a desaparecer.

Mi madre dice que tengo que volver a tomar la medicación para la esquizofrenia porque no se sano dejar de tomarla de repente. Pero es el único modo que tengo de que ella esté aquí.

«Hemos encontrado a su hija», dijo el policía dibujando una cruz en el mapa… y luego otra, y otra y otra más y …

Soñé que era arrastrado al infierno, ardiendo y retorciéndome de agonía. Me desperté con el médico a mi lado, diciendo «Ufff, te perdimos durante unos minutos».

«Al fin he terminado los deberes». Pero al girar la página veo con horror que también hay ejercicios al otro lado.

Durante la cena, ella me dijo que conocía mi oscuro secreto. Como vi que seguía comiendo su hamburguesa, supe que era mentira.

Lloraba mientras mi hija me suplicaba que no apretara el gatillo. Es más duro matarla cada vez que vuelve.

Sabía que mi mujer era alienígena porque tenía la sangre verde. Sabía que mentía cuando no hacía más que gritarme «¡ERES DALTÓNICO!».

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